(Junio 2006) Como todos los años, lo más selecto de la ciencia se reunió en el sur de Alemania para analizar y compartir experiencias. Varios estudiantes provenientes de América Latina estuvieron allí.
Ninguno de los 29 ganadores del Nobel de Física que se reunieron esta semana en Lindau era latinoamericano, pero sí 15 de los 400 jóvenes científicos que departieron con ellos en el verano boreal de esta pequeña isla del sur de Alemania, en el lago Costanza. La experiencia de encontrarse con las leyendas de la ciencia dura y con otros pares de 80 países del mundo en un entorno tan agradable ha resultado estimulante para ellos. Sin embargo, varios han alertado desde aquí sobre los recortes que en estos tiempos de recesión está sufriendo en Latinoamérica los presupuestos de ciencia, que habían aumentado en este siglo pero que aún sigue siendo bajo respecto de las naciones desarrolladas y de las emergentes de Asia.
El mexicano Felipe Pacheco, de 32 años, investigador de carrera y profesor de la Universidad de Puebla, recuerda que el presidente de su país, Enrique Peña Nieto, había prometido que elevaría en sus seis años de gobierno la inversión en I+D del 0,4 por ciento al 1 por ciento, pero después de llegar al 0,6 por ciento han comenzado los ajustes. “Ha sido solo una promesa”, lamenta Pacheco, que investiga sobre amortiguadores granulares que están presentes en los alerones de las naves espaciales de la NASA.
“Ahora están aumentando los recortes. Al principio habían captado investigadores jóvenes”, recuerda su colega Miguel Ángel Bastarrachea, de 28 años, que investiga los sistemas cuánticos, fundamentales para el desarrollo de la computación, y por estos días se postula para ser investigador de carrera y hacer una beca posdoctoral en Europa. “Ahora todos los estudiantes consiguen becas del Conacit (Consejo de Ciencia y Tecnología), pero hay que mejorar la educación primaria en ciencia", lamenta Pacheco, encantado de haber conocido a varios Nobel e incluso de haber cenado con dos de ellos en una comida organizada por la Academia Mexicana de Ciencias. "La reforma educativa del Gobierno está castigando a los maestros, se los evalúa, pero no se los estimula ni capacita”, agrega el profesor de Puebla.
En aquella cena otro físico mexicano, Jorge Iván Amaro-Estrada, de 31 años, becario posdoctoral de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aprovechó para preguntarle una duda al Nobel norteamericana Martin Karplus, lo que le servirá para sus investigaciones para inhibir elementos contaminantes en ciertas moléculas. “México debería invertir más en investigación si queremos estar a la altura de los países desarrollados. El número de investigadores ha aumentado, pero como porcentaje de la población no somos nada”, lamenta Amaro-Estrada.
Los jóvenes científicos mexicanos Miguel Ángel Bastarrachea, Felipe Pacheco y Jorge Iván Amaro-Estrada.
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